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Escrito en el metro

Cónclave en el jardín

Me han convocado allí para un debate sobre la libertad, sabré yo lo que es eso que hasta bajo mi copa se refugiaron Torrijos y sus amigos

Publicado: 08/06/2023 ·
09:32
· Actualizado: 08/06/2023 · 09:33
  • Jardín Botánico. -
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Al salir de casa veo inquieto al viejo pimentero, aquel que dio descanso a tantos viajeros en el fielato antes de obtener permiso para poder entrar con sus mercancías en Málaga. A donde vas le pregunto, al jardín botánico me responde. Me han convocado allí para un debate sobre la libertad, sabré yo lo que es eso que hasta bajo mi copa se refugiaron Torrijos y sus amigos. Mientras viajo en el 22 veo al Ombú de Barbarela, el que su buena sombra sirvió para dar alivio a los que se acercaban desde las tierras de la Algarbía para comerciar en los barrios que preludiaban a la ciudad antigua, antes de postrarse muchos de ellos ante una cruz de humilladero bajo libertad condicionada. Él también se apresuraba para acudir a la reunión, como otros árboles insignes del oeste. Allí también comparecería el frondoso ficus de La Princesa que a su avanzada edad sigue peleando contra ese alcorque al que sin miramientos le encorsetaron la libertad de crecer según sus necesidades. El árbol botella de Santa Julia también está convocado a la cita, y haciendo honor a la santa que le confiere el toponímico, está dispuesto a servir hasta el límite en que no se vulnere su libertad. En las ramas de la morera gigante de las Dehesillas aun resuenan los resuellos por todas aquellas hermanas que vieron talada su libertad porque ya no eran necesarias para dar hojas a los gusanos productores de delicadas sedas. El almez de la Realenga, que va para allá, tiene su tronco resquebrajado y hendido por un rayo que ha tatuado la marca de la fuerza de la naturaleza, pero se queja de que le falta la libertad de acceder al agua que siempre tuvo en su cercanía. La araucaria de Teatinos sobresale mayestática a la espera de los demás nobles árboles sabiendo que en su poderosa presencia se hará la paz y la concordia. El juez del encuentro será el esbelto ciprés de Santa Cristina, que adornado con una estola de purpureas flores de trinitaria impartirá la doctrina jurisprudencial del derecho natural.

Todos ellos saben que no hay libertad sin sacrificios, algo que algunos humanos no comprenden, pensando que la libertad se define como hacer lo que a cada cual le plazca sin restricciones. Así, hará más quien más tiene y quien tiene menos tendrá una libertad restringida. Incluso usan como himno la clásica canción de ‘Libertad sin ira’, olvidando que aquellos que la cantaban también recordaban que no hay libertad sin cadenas, o como lo sintetizaba José Luis Sampedro, la libertad es como una cometa, vuela porque está atada.

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