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Cinco sanroqueños y dos cofradías reciben galardones el viernes por el aniversario de la ciudad

Natalia Pomares Rodríguez, Manuel Sampalo Jiménez, Ana Medina Cermeño, José López Gil, Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad, Cofradía de la Vera Cruz (Calvario) y Rafael Cárdenas González serán los premiados

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El Salón de Sesiones del Palacio de los Gobernadores acogerá el próximo viernes, 21 de mayo a partir de las 13.00 horas, el Pleno Institucional con motivo del 304 aniversario de la Fundación de la Ciudad. Como todos los años, la Corporación Municipal distinguirá por sus méritos a una serie de sanroqueños de nacimiento o adopción, así como a entidades que se hayan significado por su labor. En esta ocasión se entregarán siete menciones de honor.

El pasado mes de abril se aprobó en Pleno de la Corporación la lista de personas y entidades a las que se concederán las citadas menciones de honor. Se trata de: Natalia Pomares Rodríguez, Manuel Sampalo Jiménez, Ana Medina Cermeño, José López Gil, Hermandad del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad, Cofradía de la Vera Cruz (Calvario) y Rafael Cárdenas González. Natalia Rodríguez y Ana Medina son unas ancianas representativas de los barrios marineros de Torreguadiaro y La Colonia de Puente Mayorga.

En ambos casos se trata de mujeres humildes y luchadoras que se han ganado el cariño y el respeto de sus vecinos. Por su parte, Manuel Sampalo siempre se ha distinguido por su labor de servicio público, llegando a ser concejal del Ayuntamiento de San Roque, y capitaneando varios proyectos vecinales que le han granjeado la admiración de sus vecinos de la Estación. El caso de José López Gil es el de un joven sanroqueño de gran valía cuyo trabajo lo ha situado entre los mejores técnicos de sonido de España y como un reconocido productor musical. Por su parte, Rafael Cárdenas es general de Brigada de Infantería nacido en San Roque, que ha obtenido grandes reconocimientos castrenses.

Finalmente, la Hermandad del Santo Entierro y la Cofradía del Calvario celebran este año que en 1610, hace justo cuatro siglos, aparecieron las primeras referencias escritas a ambas que se conservan entre los documentos de la entonces Ciudad de Gibraltar. En el caso de la Cofradía del Calvario, su antigüedad podría ser mucho mayor e incluso ser la primera que se fundó en la Roca.

Natalia Pomares Rodríguez tiene 88 años y dejó su pueblo de Granada hace 70 años con su esposo, José Savio, quien sufrió la represión franquista por haber luchado en el bando republicano durante la Guerra Civil. Llegó con 17 años a Torreguadiaro, tras pasar por La Línea y Sabinillas. Su esposo trabajaba de marinero. Ella y los hijos mayores vendían el pescado en Guadiaro de manera ambulante. En 1940, se le murió el primer hijo con 18 meses debido a la falta de alimentos y de medicina. Ese trance volvió a vivirlo un año más tarde con la muerte, en iguales circunstancias, de otro hijo de seis meses. Tuvo nueve hijos de los que viven seis actualmente. Tiene once nietos y ocho biznietos. En los años 60 derribaron la choza donde vivían y, en una parcela cedida por el Ayuntamiento, construyeron la casa de ladrillo donde sigue habitando. Esta mujer, a pesar de su avanzada edad, ha sido siempre una de las vecinas más participativas de la barriada, y acude a la Escuela de Adultos, pinta y dibuja. Hace dos años ya recibió un reconocimiento público de su barriada y del Ayuntamiento durante otro Pleno Institucional que tuvo lugar en Torreguadiaro.

Manuel Sampalo Jiménez es una persona muy popular en la Estación de San Roque, donde ha ejercido su profesión de carpintero durante cerca de cincuenta años. Aparte de esta actividad de pequeño empresario, la vocación de servicio público ha estado siempre presente en este vecino, que se ha distinguido por su compromiso con dicha barriada. En este sentido, fue presidente de la Comisión de Fiestas desde 1975 a 1980, período en que las distintas celebraciones alcanzaron un apogeo que hasta entonces no habían tenido. Su trabajo, siempre en equipo, atendiendo las sugerencias de los propios vecinos, ha sido reconocido por todos, que han visto en Manolo Sampalo un servidor público. A este respecto, con la inquietud que siempre le ha caracterizado, desarrolló su labor de alcalde pedáneo durante siete años y en el período desde 1983 a 1991 fue concejal del Ayuntamiento de San Roque, teniendo a su cargo la responsabilidad de Fiestas, Turismo y Tradiciones. Su implicación en la vida social de su barriada le ha llevado a ocupar en la actualidad el puesto de presidente de la Asociación de Matrimonios de la misma, un colectivo veterano y de gran arraigo.

Ana Medina Cermeño, a sus 92 añosde edad, es el mejor ejemplo de lucha de una mujer humilde. En ella se personifica una generación llena de carencias, pero capaz de salir adelante con el mejor de los ánimos. Perteneciente a la desaparecida aldea de La Colonia de Puente Mayorga cuenta con doce nietos y trece biznietos, que la quieren y la admiran.

José López Gil, técnico superior de sonido, ha pasado de ser una promesa en dicha parcela para ser una realidad que a todos nos llena de orgullo. Buen ejemplo de ello es su trabajo en las producciones discográficas de artistas y grupos como Lucrecia, Celia Cruz, Paloma San Basilio, Navajita Plateá, Rocío Jurado, Siempre así, Manzanita, Carlos Mejía Godoy, Silvia Pantoja, o Chenoa. Del mismo modo ha producido programas musicales para Televisión Española, Telecinco, Antena3 o Castilla la Mancha Televisión. También ha actuado de productor y técnico de sonido en Electric Riders, Mystic Frequency, The Soulbreaker Company y “Glow, y como técnico de sonido directo con la banda “Viaje a 800” en el Azkena Rock Festival 2008 de Vitoria-Gasteiz. Sus trabajos en radio, que ya iniciara en la emisora municipal Radio Alameda con los programas “Aqualung” y “Expresión Joven”, durante 1997 y 1998, ha tenido luego varias vertientes: continuidad en emisiones de Radio5 y Radio Exterior de España; grabación de programas para distintas emisoras de Radio Nacional de España, y grabaciones de música para Radio Clásica y los conciertos de Radio3.

Alonso Hernández del Portillo, jurado que fue del Cabildo gibraltareño, escribió entre los años 1605 y 1610 una interesantísima “Historia de la Muy Noble y Más Ciudad de Gibraltar”. En las páginas de esta obra aparece mencionada la cofradía de “Nuestra Señora de la Soledad y Entierro y Sepulcro de Cristo, con disciplina”, que tenía su sede en el convento de San Francisco. Cuando los anglo-holandeses ocuparon el Peñón, en agosto de 1704, el convento fue respetado. Sin embargo, al llegar los refuerzos en diciembre, las tropas de la guardia real se acuartelaron en dicho lugar. Testimonio excepcional es el del religioso de dicho convento, Francisco Balbuena, y que recoge el investigador gibraltareño Tito Benady en su trabajo "Las querellas de los vecinos de Gibraltar presentadas a los inspectores del ejército británico en 1712", donde se da cuenta de las humillaciones que sufrieron los pocos religiosos que allí habían por parte del jefe de las fuerzas británicas, el brigadier Stamwix. Balbuena declararía que el militar, “me echó de mi cuarto porque lo quería para despensa y se quedó con todo el convento, dejándonos solamente cuatro celdas pequeñas(...) Y además mortificó diciendo que iba a edificar una iglesia pública en nuestro convento, y para esto me invitó una noche a cenar, y durante la cena me pidió permiso para edificarla, y me dijo que se lo anunciara a los frailes mis compañeros, a lo cual respondí que yo por mi parte no podía darle licencia(...)". El padre Balbuena, al igual que al resto de frailes fue finalmente desterrado. La iglesia de San Francisco se convirtió en ese tiempo en la protestante de King`s Chapel. Los franciscanos ocuparon por unos años la antigua iglesia de la Vera Cruz, que se hallaba en la calle Real. Tito Benady reproduce un inventario de San Francisco, que fue preparado por uno de frailes cuando los ingleses se apropiaron definitivamente de la iglesia en 1713. Entre el buen número de imágenes y de objetos de culto, figuraba la existencia de las del Nazareno, San Juan Evangelista, Cristo Yacente, Virgen de la Soledad, San Antonio, y una que puede identificarse como la Dolorosa. Todas ellas fueron trasladadas a San Roque. El resto, entre las que se hallaba la Virgen María Santísima y un Crucificado, permanecieron en Gibraltar. Probablemente hayan desaparecido definitivamente. En San Roque se estableció un convento heredero del de Gibraltar, y que fue objeto de desamortización por el Estado durante los gobiernos liberales del siglo XIX. En su lugar se levantó la cárcel del partido judicial, inaugurada en enero de 1848. Tras revertir el edificio a la Iglesia, se construyó la Casa de Ejercicios Cristo Rey, inaugurada en junio de 1968, con la presencia del obispo Antonio Añoveros. La cofradía continuó su existencia en San Roque, donde sus miembros habían logrado reunir algunas alhajas y hasta donde habían podido trasladar sus queridas imágenes. Pasado el tiempo, en 1960, adoptó el título de Ilustre al ser acogida por el Ayuntamiento de la ciudad. Posteriormente pasaría a un grupo de devotos, desvinculándose del Ayuntamiento.

Cofradía de la Vera Cruz (Calvario). Entre las hermandades más antiguas y con origen en Gibraltar se encuentra la de la Vera Cruz, que tenía iglesia propia en la calle Real – la principal del Peñón-, tal como relata el cronista Hernández del Portillo (Historia de la Muy Noble y Más Leal Ciudad de Gibraltar, un manuscrito cuya copia existente en Algeciras fue extraviado o sustraído, y en el que afirma que “la cofradía de la Santa Vera Cruz tiene una buena y alegre iglesia en la calle Real”. A falta de otro documento de constitución de la hermandad, el libro citado recoge algunos datos relativos a la Vera Cruz. No puede ignorarse el saqueo realizado por los ingleses en su ocupación de Gibraltar en agosto de 1704 y la destrucción que ello trajo consigo. No obstante, se sabe que la obra de Hernández del Portillo fue escrita entre los años 1605 y 1610, con una revisión a base de notas marginales entre los años 1615 y 1622, y otras anotaciones, una vez fallecido su autor, realizadas, tal vez por el depositario de la obra, entre 1624 y 1626, según estudio del profesor Antonio Torremocha. Como referencia de distintos autores se ha dado el año 1610 como el más tardío en cuanto a la existencia de la cofradía. Si bien, ya en ese año se da cuenta de una hermandad perfectamente constituida y con iglesia propia. Siendo este un año de referencia, nos encontramos ante una organización cofrade más antigua. Probablemente la primera cofradía creada en Gibraltar, aunque se desconozca la fecha exacta del inicio de su andadura. Algunos autores han llegado afirmar la posibilidad de que en la primera mitad del siglo XVI hubiese una hermandad basada en la práctica del Vía Crucis en Gibraltar (De Vicente Lara y Criado). Si eso es así, y teniendo en cuenta que Hernández del Portillo, se refiere a “un Calvario con muchas cruces, estaciones y pasos en memoria de los que Cristo anduvo por nuestra salvación, obrada por la devoción y limosna de almirante Roque Centeno, que lo fue de la Armada del Estrecho en el año 1623”, estaríamos hablando de una procesión con una organización perfectamente asentada. En cualquier caso, la cofradía decidió coger una fecha de referencia: 1610. Y en este sentido celebra sus cuatrocientos años de reconocimiento en San Roque. En fechas posteriores volvemos a tener noticias de esta antiquísima hermandad. Así, en agosto de 1624, Francisco Pérez de Mendoza, solicitó del obispo de Cádiz, la ratificación de la propiedad del altar y sepultura en la mencionada ermita. Y en diciembre de 1644 el mayordomo Antonio de Almeida informaba de la intención del regidor Antonio Muñoz de Jonquera, de destinar un aposento para sacristía. Jonquera construyó dos años más tarde una ventana en su vivienda que daba al altar mayor, lo que causó gran malestar entre los cofrades. En mayo de 1647 los hermanos de la cofradía recibieron la autorización para la construcción de un retablo, y en junio de 1678, el obispo mandó que se le entregasen las llaves de la ermita a Francisco Rodríguez, para que como santero se hiciese cargo de ella. Tras la ocupación británica la iglesia fue convertida en barracones para las tropas. Posteriormente pasaría a ser un establecimiento de venta de vinos propiedad del comerciante Weirs. Nuevamente, entre 1726 y 1746, fue transformado el edificio en lugar de alojamiento del ejército. Pasaría luego a la propiedad del gibraltareño Breciano. En el siglo XIX se convertiría en el famoso Café Universal y en el Embassy Club. Ya en San Roque, en 1717, se donó a Juan de Silva una capilla para colocar en ella la imagen, donación que no se formalizó hasta 1720. En ese mismo año, el Rey ordenó que se hicieran rogativas para librar a la población del cólera que existía en Marsella. Con tal motivo, en la ciudad se organizó una procesión con el Cristo de la Vera Cruz. La misma ciudad acordó la procesión de la imagen en solicitud de lluvias, en mayo de 1780. Del mismo modo, la epidemia de cólera que afectaba a la provincia gaditana, hizo que el domingo 17 de octubre de 1819 se organizase una solemne función religiosa dedicada al patrón San Roque. Un religioso franciscano venido del convento de los Ángeles, de Jimena, fue el encargado del sermón en la parroquia Santa María la Coronada. Por la tarde tuvo lugar una procesión que fue acompañada por numerosos vecinos. Las imágenes religiosas portadas fueron las del arcángel San Rafael, María Magdalena, San Sebastián, San José, San Roque, Cristo de la Vera Cruz y Virgen de los Dolores. El cronista Lorenzo Valverde escribe: “el clero cantaba las letanías de los santos haciendo intermedios con versos del Miserere acompañados de la música del regimiento de Galicia (...) Al subir por la calle de San Felipe iba oscureciendo, con lo que lucían con admiración la multitud de velas encendidas, que por no haber viento, ardían con igualdad. En lo más hondo de la calle dicha, predicó el señor vicario don Manuel Villalba, un sermón cortito, pero instructivo”. Atribuyéndosele efectos milagrosos, hizo que en la dura sequía de 1849 volviese a ser sacada la imagen del Cristo, pero en esta ocasión, tan sólo, con las imágenes de la Dolorosa y María Magdalena, que también forman parte de este misterio: El Calvario. Lorenzo Valverde recoge, que durante el sermón ofrecido en la parroquia por el sacerdote José Piquero, éste exclamaba: “¡Agua, Dios mío!”, lo que era repetido por los asistentes. Al, poco comenzó a llover provocando la emoción de muchas mujeres que comenzaron a llorar, organizándose un gran revuelo en el templo. A este hecho se debe el título de Cristo de las Aguas, existiendo una novena dedicada a la imagen, recogida en un librito que, desgraciadamente, desapareció en el incendio de la sacristía de la parroquia Santa María la Coronada, en 1969. Pasando las vicisitudes de, al menos, cuatrocientos años, el misterio del Calvario, plasmado en unas imágenes de las que se desconoce su autoría, forma parte de esa antigua tradición sanroqueña. De ese acervo conservado, que enriquece la identidad del pueblo sanroqueño.

Rafael Cárdenas González, General de Brigada de Infantería nacido en San Roque. Con tan sólo quince años ingresa como educando en la Banda del Grupo de Regulares de Caballería Tetuán nº 1, de guarnición en Larache. Allí permanece cinco años, hasta 1958. Su vocación militar, a la que no sería ajeno su padre D. Rafael de Cárdenas Moya, coronel de Caballería y primer oficial del escuadrón de Lanceros de la Legión, se plasma con el ingreso en la Academia General Militar donde tras obtener el despacho de teniente, sería destinado al regimiento de Ceuta nº 54. El sueño de ingresar en la Legión se haría realidad en 1967 con su destino en el Tercer Tercio Don Juan de Austria, de guarnición en el entonces Sáhara español. Dos años más tarde sería destinado a la Guardia Territorial de Guinea Ecuatorial, entonces territorio español. En este lugar se distinguiría por su valor y arrojo al proteger la evacuación de personal civil español y europeo en Río Muni. En esta hazaña recorrió doscientos kilómetros de selva y territorio hostil. Posteriormente pasaría al Sáhara, integrándose en la Policía Territorial, en los servicios de Información y Seguridad, donde alcanzaría el grado de capitán. Tras obtener el generalato, ocupa el puesto de General Segundo Jefe de la Comandancia General de Ceuta, donde por imperativo de la edad, pasa a la reserva. El Sr. Cárdenas ha obtenido los más altos reconocimientos a su extraordinaria carrera militar, donde su actuación valiente, justa e inteligente lo han distinguido en todos los órdenes. Entre las condecoraciones recibidas figuran tres cruces del Mérito Militar de primera clase y una de segunda clase; cruz, placa y encomienda de la Real Orden de San Hermenegildo; Cruz de la Orden de África; Medalla del Sáhara de Zona de Combate y diferentes condecoraciones otorgadas por gobiernos extranjeros.

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