Cádiz, “ciudad entre el Mediterráneo y el Atlántico, encrucijada, puente y punto de encuentro entre culturas”, en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, dará nombre a una declaración y un plan de acción que suscribirán mañana los representantes de los 57 estados miembros (29 europeos y 28 africanos) del Proceso de Rabat en el sexto Diálogo Euro-Africano sobre Migración y Desarrollo que celebró este martes la primera de las dos jornadas previstas en el Palacio de Congresos.
Albares remarcó en su intervención que el “objetivo común” de Europa y África es trabajar por garantizar “una migración ordenada, previsible y segura que respete los derechos fundamentales y la dignidad” de las personas.
Para ello, la cumbre, en la que participan igualmente representantes de la Comisión Europea y de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao), plantea “políticas públicas de mayor ambición” ante “el aumento constante de los flujos migratorios”.
Concretamente, el plan de acción plantea trabajar sobre “las causas profundas de la migración irregular y el desplazamiento forzado”, la protección y el asilo; la prevención y reducción efectiva de la migración irregular y la lucha contra el tráfico ilícito de migrantes y la trata de seres humanos y el retorno, readmisión y reinserción.
Este miércoles está previsto que intervenga el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y se proceda a relevar la presidencia del foro, actualmente ocupada por España, en Marruecos.
El ministro marroquí Younes Sekkouri consideró “un honor” para su país asumir esta responsabilidad de liderar espacio de diálogo que ofrece “un marco multilateral de entendimiento mutuo para poder solucionar problemas” a un lado y a otro de la frontera.
Asimismo, se comprometió en nombre del reino alauí a “proseguir los esfuerzos que ha hecho España para dar a este foro el impulso necesario para encontrar un espacio de entendimiento”.
Gracias a esta iniciativa, subrayó, “hemos hecho un montón de cosas”. Y, en este sentido, destacó que Marruecos ha pasado de ser un país emisor o de tránsito de migrantes a ser, en la actualidad, un “país de destino”.
