La nueva doctrina publicada por el Kremlin en su página web subraya que Rusia recurriría a las armas nucleares “si se ve amenazada la existencia misma del Estado”.
“Rusia se arroga el derecho a emplear armas nucleares en respuesta al uso en su contra o contra sus aliados de armas atómicas y otros tipos de armamentos de destrucción masiva, y también en caso de agresión contra Rusia con armas convencionales”, precisa.
El documento subraya que “la decisión de emplear armas de destrucción masiva la toma el presidente”, que es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
Rusia responderá militarmente ante cualquier ataque –que sería considerado un “acto de agresión”– contra un miembro de la llamada Unión Estatal Rusia-Bielorrusia y de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la alianza militar pos-soviética.
El texto alude al principio de seguridad colectiva vigente en la OTSC, que integra a los principales países aliados de Moscú: la vecina Bielorrusia, la caucásica Armenia y las centroasiáticas Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán.
El principio de seguridad colectiva rige también las relaciones entre los países miembros de la OTAN y lo mismo ocurría con el Pacto de Varsovia, bloque militar integrado por la Unión Soviética y los regímenes comunistas de Europa Oriental durante la Guerra Fría.
El secretario general de la OTAN, Anders Rasmussen, ha criticado recientemente el hecho de que Rusia se arrogue el derecho a efectuar ataques preventivos con bombas atómicas.
“No creo que haya fundamentos para ello. No quisiera ser testigo del empleo de las armas atómicas con fines ofensivos”, señaló Rasmussen y añadió que todas las potencias nucleares deberían plantearse el objetivo de reducir “hasta el cero” sus arsenales.
Moscú también considera “legítimo” utilizar sus Fuerzas Armadas fuera de sus fronteras para “defender los intereses de Rusia y sus ciudadanos”, aunque en consonancia con el derecho internacional.
El documento menciona como principales peligros militares exteriores para Rusia: la ampliación de la OTAN hacia las fronteras de la Federación Rusa, el escudo antimisiles de Estados Unidos, la militarización del cosmos y el despliegue de sistemas estratégicos no nucleares de armas de alta precisión.
Moscú recela de “la aspiración de dotar al potencial militar de la OTAN de funciones globales ejercidas en violación del derecho internacional, así como de los intentos de aproximar la infraestructura militar aliada a las fronteras de Rusia, incluido mediante la ampliación del bloque”.
En cuanto al polémico escudo norteamericano, la doctrina señala que estos sistemas “minan la seguridad global y alteran la correlación de fuerzas existente en el campo de los misiles y armas nucleares”.
Precisamente, Rusia criticó ayer los planes norteamericanos de desplegar cohetes interceptores en Rumanía en el marco de su nuevo escudo antimisiles.
El presidente estadounidense, Barack Obama, renunció en septiembre pasado a los planes de desplegar elementos estratégicos del sistema antimisiles en Polonia y la República Checa, que Moscú consideraba una amenaza directa para su seguridad.