A caballo entre su pasión por comunicar y sus ganas de mejorar el entorno en el que vive, para Lucía Aragón (@luciapesi) el cine siempre estuvo presente en su vida de una forma u otra. “Desde pequeña me enamoré de este arte, pero lo veía algo muy lejano a lo que no me podría dedicar. Cuando estaba en el instituto convencí a mi profesor de filosofía para que nos mandase a hacer un cortometraje como parte de la asignatura”, pero Aragón dio un paso más, además de estudiar periodismo, oficio que también desempeñó su bisabuelo, esta joven chiclanera se especializó en derechos humanos y se adentró en la comunicación audiovisual a través del cine documental de creación. “Mientras estudiaba la carrera, trabajé en comunicación social en la ‘Factoría Cultural’ en el barrio sevillano de las 3.000 viviendas, allí me llegó la oportunidad de colaborar en la producción del videoclip ‘Aquí Polígono Sur’ de Paco Baños, a raíz de ese proyecto, comencé a interesarme en otras vías para poder contar historias de verdad, cosas que nos pasan a todos”.
Lucía se estrena ahora como directora con ‘El Viento de Levante’, su primer cortometraje documental, una historia que refleja lo que más preocupa a los jóvenes, además de la precariedad laboral o el no poder independizarse por falta de recursos económicos, ¿qué hacer cuando finalizan los estudios? “Quería poner la mirada en algo que me movía personalmente, ver qué le pasa a la juventud cuando terminamos de estudiar. Nos pasamos toda la vida escuchando qué tenemos que hacer, pero una vez que terminas de hacerlo todo, nadie te prepara para enfrentarte a la realidad; el que no haya trabajo de lo tuyo, o que tengas que regresar con tus padres al pueblo. Como yo estudiaba en Jerez, pero iba y volvía a Chiclana y vivía en Sevilla, durante esos trayectos hablaba con mi compañero en el coche, y reflexionábamos todo el tiempo sobre estas cuestiones. Lo primero que hicimos fue grabar a un grupo de jóvenes que conocíamos, muy de nuestro entorno, no queríamos trabajar con gente cuyos códigos no conociéramos, por eso decidimos que veríamos sobre qué charlaban y analizaríamos las temáticas”, entre esas conversaciones sobre género, precariedad, o feminismo, Lucía se encontró con Bárbara, la protagonista de la cinta. “Nos ha regalado parte de su vida, retazos de lo que hemos podido grabar que atraviesan a muchas personas. Ella tuvo que volver a su casa con sus padres, con todo lo que conlleva, con una carga identitaria muy fuerte, quizás tendría que enfrentarse a explicar ciertas cosas que en su entorno habitual no tendría que hacerlo. Pero no quería hacer una película triste, quería un corto como la vida misma, con cosas bonitas y feas, por eso lo enfocamos también en el proyecto en el que está centrada. Ella volvió al pueblo para investigar sobre las chozas de Chiclana. Quería enseñar que también se puede volver con una motivación, redescubrir tus lugares desde la adultez”, explica Lucía. Un corto que empieza con la esperanza a raíz de un libro y que termina con este mismo elemento como un refugio y una posibilidad laboral.
Este proyecto no le ha servido solo para finalizar su título de experto en Cine Documental de Creación en la Universidad de Cádiz, también para que se proyecte en el festival de cine ‘Generamma’ y en el ‘Alcances’. “Estoy muy emocionada porque estar en el ‘Generamma’ ha sido un empujón muy grande, al final siempre te acuerdas de quien te da palmadita en el hombro, y te dice “sigue un poquito, si quieres aquí te podemos echar un cable”, yo veo a las compañeras con las que comparto cartel, veo cómo son sus películas, sus historias, y veo que ahí están mis referentes, la gente a la que me gustaría parecerme en algún momento. Me han hecho sentirme una más entre ellas, y eso es precioso. Con ‘Alcances’ me pasa igual, es un festival al que he ido siempre, y cuando me enteré de que se iba a proyectar mi corto, hasta mi madre se emocionó”. Lucía continúa asegurando que aunque siempre cuesta ser profeta en su tierra, ella ha encontrado en Cádiz todo el apoyo del mundo. “Más aún cuando hago un tipo de cine que no es tan común, el documental de creación. No haces cine pensando para que te seleccionen en un festival, pero esto te ayuda. Creo mucho en las historias pequeñitas que se convierten en universales”.
Lucía se encuentra ahora en Bolivia, un lugar que le inspira y que asegura que es “muy documentable”, continúa trabajando en comunicación social, pero ya tiene en mente una historia que refleje lo que es estar a cada lado del océano.
Su corto se podrá ver este sábado, día 10 de septiembre, en el ‘Generamma’, y el 2 de octubre en el Patio ECCO en Cádiz dentro del ‘Alcances’.