El secretario general de UPA-Alcalá, Cristóbal Cano Gallego, en declaraciones a este medio, ha ahondado en las poco alentadoras previsiones de cosecha que se manejan en el olivar para la próxima campaña. “Las estimaciones son de que podríamos no llegar siquiera al 50% de la cosecha del año pasado. Incluso podríamos ser aún más pesimistas, y situar la producción de este año entre un 20 y un 30% de una cosecha normal, si llueve en septiembre. Estamos ante el peor año de cosecha de aceituna en las últimas décadas”.
“Los olivos nuevos tienen aceituna, en su gran mayoría. Lo mismo ocurre con los que se encuentran en lugares bajos. Sin embargo, los olivos de más edad y los de tronco ancho, están en peor situación. Hay que tener en cuenta que venimos de unas cosechas muy buenas en los dos o tres últimos años. El año pasado, por ejemplo, el olivo tenía piezas para dos o tres cosechas. Luego quedó esquilmado en el invierno, puesto que no llovió hasta el mes de marzo, y entonces se recuperó un poco, pero es que llevábamos desde el mes de mayo, prácticamente sin lluvias. Esto hace que la vecería en el secado se acreciente”, asegura el dirigente de la Unión de Pequeños Agricultores y padre del actual secretario general de UPA Andalucía, Cristóbal Cano Martín.
“Esto –continúa Cristóbal Cano Gallego- va a traducirse en que apenas puedan generarse jornales. En el caso de fincas familiares se podrá recoger, pero en otros muchos casos no merecerá la pena. Es seguro que se perderán, al menos, el 70% de los jornales”. En cuanto a la producción, si el año pasado esta se situó en Alcalá en más de 100 millones de kilos de aceituna y más de 20 millones de kilos de aceite, esta podría situarse en la campaña 2022-23 en torno a los 30 millones de kilos de aceituna y 6 millones de kilos de aceite.
En definitiva, “una año muy malo”, en el que zonas de solana y de secano, como Charilla, Fuente Álamo, Caserías, Riberas y Mures van a verse especialmente afectadas, según Cano Gallego, por una merma de la cosecha que podría llegar a ser histórica. Las esperanzas quedan emplazadas a que llueva en septiembre, un agua que haría engordar algo el fruto, lo que, a su vez, permitiría que “si no hay que pagar jornales”, al menos se compensen gastos. El precio del aceite de oliva se encuentra en estos momentos en 3,90 €/kilo, por lo que, aun siendo más alto que otros años, “no compensa cuando no hay cosecha”.